Hola peregrinoyentes, después de un buen desayuno hemos partido para Portomarin. Esta etapa es una de las más utilizadas para comenzar el camino, ya que es lo minino para que te concedan la compostelana.
El camino ha sido diferente que los anteriores por la diferencia de altura. Lo que si ha sido es muy concurrida en algunos tramos, por lo que hemos dicho antes, rompiendo en algunos casos la tranquilidad a la que hemos estado acostumbrados en las anteriores etapas. A lo largo del día hemos pasado por varias aldeas que aún mantienen el espíritu de la antigua galicia, con orreos típicos y casas dedicadas a la cría de ganado, vacas en su mayoría. A la entrada de una de ellas hemos sido asaltados por una abuela del lugar,bueno en realidad ha asaltado a alejandro, lo ha agarrado del dedo gordo de la mano y hemos tardado diez minutos en que lo soltara. Tras ese pequeño contratiempo, ha sido un camino bonito, hemos estado muy relajados a pesar de la gran afluencia de «turigrinos que han ido apareciendo a lo largo de la senda. Uno de las últimas aldeas que hemos atravesado es morgade, donde tomar un refrigerio ha sido realmente placentero. Poco después vislumbramos Portomarin en la lejanía, y la llegada a la población ha sido complicada, con tediosas bajadas que parecían alejarnos más de nuestro destino, en lugar de acercarnos.
Pero tras el duro final de etapa, por fin llegamos a Portomarin, y una escalinata casi medieval nos recibe en la entrada. Nos hemos encaminado hacia el albergue, donde hemos descansado para celebrar el cumple de Sonia con velas incluidas. Hemos compartido cena con unas niñas de badajoz que conocimos en el alto do o poio. Después nos hemos deleitado con una porción de tarta de Santiago que nos ha dado el punto y final de nuestra etapa de hoy, y que nos prepara para llegar a palas del rey mañana.
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